Quién somos
La Iglesia Cristiana Pentecostal Effatà es una asociación religiosa constituida de un grupo de creyentes de fe pentecostal deseosos de vivir el cristianismo de los tiempos apostólicos en conformidad a los enseñamientos de las Sagradas Escrituras. Creemos que Jesucristo es el Hijo de Dios, que murió por nuestros pecados y que resucitó para nuestra justificación. Creemos que el único modo para ser salvados es el de arrepentirse de nuestros pecados y de aceptar el Señor Jesucristo como nuestro Salvador personal.
Participamos activamente a las reuniones semanales de oración, alabanza, adoración y de estudio bíblico para desarrollar nuestro crecimiento espiritual y para fortalecer la comunión con otros creyentes que comparten nuestra misma fe.
La Iglesia Cristiana Pentecostal Effata esta asociada con “Las Iglesias Elim en Italia”, que a su vez estan afiliadas con “Las Iglesias Pentecostales Elim” de Gran Bretaña, el movimiento pentecostal británico fundado en 1915 por los evangelistas galleses George y Stephen Jeffreys.
El movimiento en Italia tiene inicio en Septiembre del 1993 y ya se encuentra bien radicado en todo el territorio nacional donde cuenta con mas de cien iglesias. Cada año se agregan otras iglesias mientras que a nivel mundial cuenta con mas de 9,000 iglesias.
“Elim” es el nombre del oasis en el desierto Sinai donde habían 12 fuentes de agua y 70 palmas y donde los Israelitas cansados, polvorientos, con calor y sedientos (Éxodos 15:27). Para muchas personas la vida es como un desierto y las “Iglesias Elim” quieren ser para estas personas como un oasis en el cual encontrar refugio y demora.
En que creemos
1. Las Sagradas Escrituras. Creemos y aceptamos la entera Biblia como la inspirada Palabra de Dios, infalible y competente regla de nuestra fe y conducta ( 1 Timoteo 3:15-17; 2 Pedro 1:21; Romanos 1:16; 1Tesalonicenses 2:13).
2. Dios Creador. Creemos en el único Dios verdadero, eterno, omnipotente, creador y Señor de todas las cosas y que en su unidad hay tres distintas Personas co-equivalentes y co-eternas. Padre, Hijo y Espíritu Santo. (Deuteronomio 6:4; Efesios 4:6; Mateo 28:19; Lucas 3:4-6; 1 Juan 5:17).
3. El Señor Jesucristo. Creemos que el Señor Jesucristo fue concebido por el Espíritu Santo y que asumió la naturaleza humana en el vientre de la virgen María y que es Dio y hombre verdadero (Juan 1:1,2,14; Lucas 1:34,35; Mateo 1:23.) Creemos que vivió una vida sin pecado, en su enseñamiento competente y en sus milagros, en su muerte expiatoria y sustitutiva, en su resurrección corporal, en su ascensión a la derecha del Padre como único Mediador e Intercesor, en su retorno personal y eminente, físico y visible en la tierra para establecer su Reinado con poder y gloria (1 Pedro 2:22; 2 Corintios 5:21; Hechos 2:22; 1 Pedro 3:18; Romanos 1:4, 2:24, 1 Corintios 15:25, 1 Timoteo 2:5; Hebreos 7:25).
4. El Espíritu Santo. Creemos en el Espíritu Santo, la tercera persona de la Trinidad, que procede del Padre y del Hijo, y que es omnipresente y activo en la obra de convicción y regeneracion del pecador, y de santificación y de guia en el creyente. (Juan 14:26, 16:8-11; 1 Pedro 1:2; Romanos 8:14).
5. Los ángeles – el diablo. Creemos en la existencia de los ángeles creados todos puros y que una parte de ellos se rebeló a Dios bajo la acción de Satanás. Creemos en la personalidad del diablo, que con su influencia causó la caída del hombre, y ahora trata de destruir la fe de quien ha creído en el Señor Jesucristo. (Génesis 3:1-15; Mateo 4:1-11; Lucas 4:1-13; Efesios 6:11,12; Santiago 4:7; 1 Pedro 5:18; Juan 13:2).
6. La caída del hombre. Creemos que el hombre fue creado por Dios a su imagen y semejanza, moralmente justo y perfecto, pero que cae por su transgresión voluntaria. Por consecuencia todos los hombres están separados de Dios, han perdido su justicia originaria, son malvados y están muertos espiritualmente (Génesis 1:26-31; 3:1-7; Romanos 5:12-21).
7. La expiación. Creemos que la respuesta de Dios al estado pecaminoso del hombre está en la muerte de su Hijo, el Señor Jesucristo, en la cruz, sus sufrimientos y su sangre han hecho completa expiación de los pecados de todo el mundo, ya sea originales que actuales, y que no hay otro modo para la salvación (2 Corintios 5:18-21; Gálatas 1:4; Efesios 1:7; Colosenses 1:14; Hebreos 9:25,26; 1 Pedro 1:19,20).
8. La salvación del hombre. Creemos que la salvación se obtiene mediante el arrepentimiento y fe en el Señor Jesucristo. Èsta experiencia se conoce también como el nuevo nacimiento y es obra completa e instantánea del Espíritu Santo por medio del cual el pecador que cree es regenerado, justificado y adoptado en la familia de Dios y viene a ser una nueva criatura en Jesucristo y herede de la vida eterna (Juan 3:3; Hechos 2:38; Efesios 2:8; Tito 2:11, 3:5-7; 1 Pedro 1:18,19,23; 1 Juan 5:1).
9. La Iglesia. Creemos en la unidad y en el sacerdocio espiritual de todos los creyentes en Cristo que componen la Iglesia universal, el cuerpo de Cristo, la demora de Dios para la Espíritu Santo, con la tarea divina de cumplir su Gran Comendamiento. Cada creyente, nacido del Espíritu Santo, es una parte integrante de la asamblea y de la Iglesia de los primogénitos que son escritos en el cielo (Efesios 1:22,23; 2:22; Hebreos 12:23).
10. El bautismo en agua. Creemos en el bautismo en agua por inmersión celebrado en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo para aquellos que se arrepienten y creen en el Señor Jesús como Salvador personal (Mateo 28:19-20; Hechos 2:38,39; 10:47,48; Romanos 6:4,5; Colosenses 2:12; Marcos 16:16).
11. La cena del Señor. Creemos que la cena del Señor o la Santa Cena, celebrada bajo las dos especies del pan y del vino, es el símbolo que expresa nuestra participacion a la naturaleza divina de nuestro Señor Jesucristo, un recuerdo de Sus sufrimientos y de Su muerte y un anuncio de Su regreso, y puede participar quien ha sido bautizado según las reglas del evangelio y viva una vida digna y santa delante de Dios y a la sociedad (2 Pedro 1:4; 1 Corintios 11:23-29; Lucas 22:15-20; Mateo 26:26-28; Hechos 20:7).
12. La santificación. Creemos en la necesidad de la santificación, es decir, el acto de separación de todo aquello que es malo, y de consagración a Dios. Dios ofrece a cada creyente en Cristo la posibilidad de purificar el propio corazón y de santificarse completamente a través de la obra del Espíritu Santo, la sangre de Jesucristo y la Palabra de Dios (Juan 17:15-19; Hechos 15:8-9; 1Tesalonicenses 4:3,4; 5:23,24; Hebreos 2:11; 10:16-19; Romanos 12:1,2).
13. El bautismo en el Espíritu Santo. Creemos en el bautismo en el Espíritu Santo, como experiencia sucesiva a la del nuevo nacimiento, que dá al creyente potencia para testimoniar eficazmente de Cristo. A través de èste otorgamiento el creyente recibe poder para una más completa participación en el ministerio de la Iglesia, a su adoración, evangelización y servicio. El bautismo en el Espíritu Santo se recibe por fe y se manifiesta con la señal inicial de hablar en otras lenguas, según lo Espíritu dá de hablar y con las señales que lo acompañan (Hechos 1:4,5,8; 2:1-4; 8:12-17; 15:7-9; 19:1-7).
14. Dones y ministerios. Creemos en los dones y en las gracias del Espíritu Santo en la vida de los creyentes, ejercitados para la edificación, exhortación y consolación de la comunidad cristiana (1 Corintios 12:4-11, Gálatas 5:22, Hebreos 13:15; Romanos 12:1). Creemos también en los ministerios del Señor glorificado, es decir, apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y doctores, los cuales son instrumentos de guía, de enseñamiento y de edificación (Efesios 4:11-13).
15. La sanidad divina. Creemos en la sanidad divina, según las Sagradas Escrituras, que se obtiene a través de la oración, la unción de aceite y la imposición de manos. Es privilegio de cada creyente apoderarse por fe de las promesas infalibles de nuestro Padre Celeste (Éxodos 15:26; Isaías 53:4,5; Mateo 8:16,17; 1 Pedro 2:24; Salmos 103:3; Marcos 16:17,18; Santiago 5:14,15).
16. La resurrección de los muertos. Creemos en la resurrección de los muertos y en el juicio final del mundo, en la eterna y consciente felicidad y glorificación de los redimidos y en la eterna y consciente condena de los malvados (Mateo 25:46; Marcos 12:18; Hechos 17: 30-32; Romanos 8:17,18,29,30; 1 Corintios 15; 2 Tesalonicenses 1:8-10; Apocalipsis 20:4-6; 11-15; 21:8)